sábado, 26 de octubre de 2013

Lo que ocurre en Apolo ya pasó en El Chapare




Carlos Chalup
CHALUP Basándome en la teoría de Humberto Vacaflor, quien plantea que Bolivia está destruyendo su Estado, entregando el control del territorio a los jefes de los sindicatos cocaleros, contrabandistas y avasalladores, identifico dos momentos en ese proceso.
En una primera fase la organización social dice expresar la defensa de los intereses del territorio y es cuando los jefes de los sindicatos aprovechan para imponer reglas de auto-sometimiento a los miembros del sindicato, sobreponiéndose a la ley. Por ejemplo: el control de la propiedad de los miembros, reglas de aporte obligatorio para todos y el hostigamiento o expulsión del territorio de los que no se someten. En este primer momento se ha subyugado a la sociedad civil a la organización que aduce representarla.
En un segundo momento, la organización confronta a las fuerzas del orden (policía, ejército), obteniendo en caso de fracaso la muerte de ciudadanos, decesos que son utilizados para la victimización y obtener así mayor legitimación social. Pero esto no les permite el control total del territorio, por lo cual esta política de confrontación será repetida hasta alcanzar el éxito, el cual ocurre cuando las fuerzas del orden tienen pérdidas de vidas importantes, siempre a manos de francotiradores u hordas, despersonalizando así la responsabilidad en las muertes.
El pacto de silencio impuesto por los jefes sindicales logra esta despersonalización de los delitos, poniendo a prueba la voluntad del poder legal en imponer el imperio de la ley. Poder que se ve ante la encrucijada perversa, entre una amenaza de confrontación social o la entrega del territorio y el derecho del uso de la fuerza a la organización sindical.
En caso de laxitud de parte de la autoridad llamada por ley, los ciudadanos comprenden perfectamente que el control del territorio ha pasado del Estado a los jefes de la organización sindical.
En Colombia dicho método es aplicado por las FARC, que hacen el trabajo sucio establecido en este segundo paso.
Desde ese momento las autoridades elegidas bajo los cánones que establece la ley y sus funciones son simples y decorativas fachadas, ya que el que impone los candidatos (voto comunitario) y establece reglas paralegales como normas de cumplimiento obligatorio en el territorio son los jefes de la organización sindical.
En caso de rebelión de algunos ciudadanos al sistema impuesto, los jefes de la organización ya cuentan con el poder real (uso de la fuerza física que incluye castigos punitivos o la muerte) para ejercer su autoridad.
Las funciones de los órganos del Estado quedan reducidas a aquellas que la organización considere no estratégicas al control del territorio o aquellas que le resulten costosas de financiar y útiles a sus fines. En estos territorios, el Estado ha muerto o anda de parranda…

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