http://ucho.info/nao-bastasse-a-cocaina-que-exporta-ao-brasil-evo-morales-nos-brinda-com-diplomatas-problematicos
Vecino problemático; Si el gobierno brasilero de hecho deseara combatir el crimen en el País, lo mejor que puede hacer es dispensar al boliviano Evo Morales el trato debido. Esto porque la onda de violencia está directamente relacionada al tráfico de drogas. Lo más impresionante es que la producción de cocaína en Bolivia y la criminalidad en Brasil crecieron simultáneamente, sin que las autoridades del Palacio del Plan alto se hubiesen preocupados con el asunto en algún momento.
(Ese detalle asustaría poco) Fuera poco eses detalle asustador, hasta porque Bolivia actualmente produce cerca de 300 toneladas de cocaína por año, el vecino país ha enviado al Brasil representantes que son malabaristas del poder, pues al final traen en su bagaje hábitos que en lo mínimo son sospechosos.
Si
el Palacio de Planalto prefiere cerrar los ojos a la realidad de los hechos es
problema de la Presidenta Dilma Rousseff, pero no se puede ignorar el hecho
revelado hace meses por el periodista Leandro Mazazini. Una vez, en Brasilia una valija diplomática fue interceptada por
la policía federal perros rastreadores en el aeropuerto Juscelino Kubitschek. La bolsa estaba identificada como del compañero de alcoba hijo del
embajador de Bolivia en Brasil, Jerjes Justiniano Talavera, quien
se vio obligado a ir al aeropuerto para poner paños calientes.
En el aeropuerto de la capital
de Brasil, después de salir de la residencia oficial de la representación
diplomática, Justiniano Talavera dio el famoso "abuso de autoridad"
en un intento de salvar al portador diplomático y sobre todo el contenido con
el que fue capturado el sospechoso por los perros de la policía de agudo
sentido del olfato.
Más grave es la conexión más
allá de la sospecha del otro hijo del mismo embajador Jerjes Justiniano
Talavera. El hijo actúa como abogado penalista de Ozzie Dorado, hermano del
líder del PCC, Max Dorado Muñoz, detenido en 2010 en la ciudad de Santa Cruz de
la Sierra y trasladado a la prisión federal de Catanduvas, Paraná.
El papel del abogado Jerjes Justiniano
Atalá, hijo del embajador de Bolivia, deja a las autoridades policiales
brasileñas con los cabellos de punta, es evidente que el hecho de presentar la
documentación (no llegó a las autoridades judicial la traducción del pedido de
extradición – lo que es extraño) permitió que el criminal Ozzie Dorado fuera
puesto en libertad por el abogado boliviano "competente e
influyente", antes de que la extradición al Brasil sea consumada.
Pero no es sólo de la
exportación de cocaína y de diplomáticos problemáticos que viva Bolivia. No podemos dejar de mencionar
el fraude en los documentos, ocurridos en la Universidad Nacional de Ecología,
cuya escuela médica fue en el centro de la polémica y controversia. De propiedad del embajador boliviano Jerjes Justiniano Talavera,
el mismo que fue al aeropuerto para salvar la valija diplomática, dicha
universidad fue el centro de una operación de la Policía Federal de Brasil, que
identificó a una banda de delincuentes estafadores fraguando
inscripciones en el programa “Mas Médicos”.
Como es sabido, no es de
ahora las denuncias contra la universidad del embajador de Bolivia,
principalmente por la no utilización de los mecanismos de control eficaces que
garanticen mínimamente título universitario decente.
Sin embargo, causa estupor el
doble discurso del presidente Evo Morales, que hace mucho tiempo se convirtió
en un rehén de los productores de coca y de los traficantes bolivianos. Si el gobierno de Evo pidió que
Marcel Biato fuera removido de la embajada de Brasil en La Paz, por ser hostil
al gobierno local, el Palacio Presidencial debe utilizar la misma regla para
exigir el reemplazo del Embajador Jerjes Justiniano Talavera, que de lejos es
un mar de problemas. Su vínculos espurios, camuflado
por las pompas de la diplomacia, no condicen con el hecho de que Brasil es el
mayor socio económico de Bolivia, con las importaciones de $US 6,000 millones
al año, sólo con el gas boliviano. Si a esto añadimos el valor de
la cocaína que llega a Brasil, esta cuenta se incrementaría con facilidad.
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