Lavive Yañez Simon*
Con mucha alegría escuché a una
persona decirme: “adelante Lavive, siento fe por su valentía en la defensa de
los derechos de su pueblo”, expresión referida a la huelga de hambre que
realicé en octubre de 2013 contra el recorte de escaños legislativos a Potosí,
Beni y Chuquisaca. “La unidad nos llevará liberarnos de los ladrones, abusivos
y traidores que quieren perpetuarse en el poder”, concluye el mensaje de ese
ciudadano a mi persona.
Con cierto orgullo, sonreí honrada por esas
palabras, pero me abstuve de comentarlas para no romper las ilusiones de un
hombre sencillo, que cree en el Estado de Derecho, burlado por los de siempre,
por esos que inventan, fabrican o sacan del sombrero fórmulas electorales para
conquistar el voto ciudadano basados en la adulación mutua y el cálculo egoísta
de las cuotas de poder que creen obtendrán con el apoyo de la gente.
¿Qué pensaría el amigo si digo que la defensa
digna que hice a favor de los derechos económicos y políticos de 50 mil
habitantes representados en ese curul fue negociado por los dirigentes cívicos
y la institucionalidad política del Beni? que más bien se consideró insultada
por la huelga de hambre que cumplí.
Así sufrí la humillación y la soberbia del
poder. Por eso les digo con toda firmeza, que la mal llamada “unidad”
electoral, representada por los que negocian los derechos de su pueblo en
beneficio de intereses económicos personales y su partido político, de nuevo
conducirán a la oposición a repetir la triste historia de Convergencia Nacional
y antes, la de Podemos. Es decir: “todos unidos en torno a nada”.
Sólo hemos visto una pantomima de
reuniones “políticas” de ida y vuelta, donde los actores de esta tramoya salían
a declarar llenándose la boca con la palabra “unidad”, pero en el fondo sólo
debatían la repartija de las migajas, de la limosna de poder que obtendrán. De
plan, programa o proyecto de país, nada, entonces ¿por qué aceptar que me timen
con el discurso de la unidad? ¿por qué no respetan mi libertad de expresar lo
que pienso de su demagogia?. Los líderes oyen y guían a su población por eso
debo alertar sobre estas minorías opositoras, esa oposición funcional y
cómplice del MAS que quiere repetir la historia de errores y traiciones a la
que nos condenaron durante ocho años.
Decir la verdad significa la guillotina
política, entonces ¿qué democracia pretenden representar o construir? ¿A
quiénes van a defender si les damos nuestro voto? ¿Por decisión de quienes se
cambió el nombre de Frente Amplio a Concertación Democrática? Es decir, eso de
“todos para uno y uno para todos”, pura simulación, pura hipocresía.
Quedó demostrado que la politiquería barata de
estos jefes tiene un solo propósito, timar los sentimientos y pensamientos de
la población bajo el rótulo fraudulento de la unidad, un acercamiento de
presuntos liderazgos que es estéril para los intereses de las mayorías, pero
fructífera para la consolidación y la perpetuación del caudillismo y el
patrimonialismo.
Es una unidad estafadora y embustera, en
primer lugar, porque no es posible la unión de desiguales, de personas que se
agrupan pero sus valores las separan, por eso no me identifico con ellos, pero
además varios de estos personajes encarnan antivalores porque son tan o igual
de autoritarios como los actuales gobernantes.
Sé que hay ciudadanos que dirán: “no importa
quienes representen esa unidad, cualquiera es un mal menor al que hoy nos
gobierna”, pero es el momento de atreverse a romper los grilletes de las viejas
formas de hacer política, de pensar con cabeza propia y mostrar dignidad, dejar
de ser vasallos de la economía sin ética, de la apatía moral y acabar con los
ocho años de adormecimiento inyectados por el discurso del cambio. Está en nuestras
manos cambiar la historia.
Aún estamos a tiempo de actuar, antes que termine
de deteriorarse nuestra capacidad de pensar y así liberarnos de los
privilegiados.
Diputada Nacional*
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