Alejandro Brown I.*
Los otrora rivales eternos en la política boliviana andan más ‘chochos’ que nunca. Las diferencias ideológicas, los ataques contantes y la histórica oposición son cosa del pasado. En el olvido quedaron las justas reivindicaciones cruceñas, las funestas leyes que cercenaron nuestros recursos, la persecución política y el atropello a nuestros sagrados signos.
Todo es una taza de leche entre el Municipio más grande de Bolivia y el Gobierno del MAS. Es imperante que ambas administraciones trabajen juntas a favor del ciudadano, pero acaso no faltan ítems en todos los hospitales públicos traspasados del gobierno central a la Alcaldía? ¿Acaso la ciudad no se inunda cada vez que llueve? ¿Acaso el transporte público no es el más deficiente del Continente? ¿Será que las autoridades no ven la extrema pobreza que no solo golpea a la periferia de la ciudad? ¿O es que son inmunes al dolor y angustia del pueblo que día a día sufre los embates de la delincuencia, inseguridad y policías, jueces y fiscales corruptos?
¿Será que el pueblo irá a servir ‘Cumbre G77+China’ en su mesa a la hora de almorzar? Los precios de la canasta familiar han alcanzado topes récords en cuanto a inflación se refiere. Lo que antes se conseguía con poco, ahora no se compra ni con mucho.
Los índices inflacionarios estipulan que hasta abril se bordeó un 8 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística, pero al parecer el INE ni siquiera pisa un mercado, porque el precio de la carne de res –por ejemplo- principal producto de la canasta familiar, subió a Bs 40, de 28 bolivianos, casi un 40 por ciento.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación, registró en el mes de abril de 2014 una variación porcentual de 0,76%. Con esto la inflación acumulada al mes de abril de 2014 alcanza el 1,02%, mientras que la variación a doce meses se ubica el 6,17%, según el informe oficial del INE, y dice que los alimentos que tuvieron la mayor incidencia en el IPC fueron la arveja, el tomate, el queso, el plátano, la cebolla y la papaya, siendo Santa Cruz el departamento más inflacionario.
Pueden culpar al clima, a las inundaciones, maquillar sus datos en el INE, pero la inflación real se siente en el bolsillo del ciudadano. ¿Y quién debe por obligación cuidar el precio de los alimentos y su especulación? Simple: el Gobierno central y el Municipio cruceño. Esos dos entes, que ahora andan sonrientes y de la mano a todos lados, tienen por ley que preservar el estómago y el bolsillo del pueblo. Sin embargo, para ellos más importante es la política, el proselitismo, la demagogia y la reelección.
Una clara muestra es que mientras en los mercados la población se angustia para llevar algo de alimento a sus familias, Evo Morales y Percy Fernández aparecen como dos quinceañeros enamorados en un acto público. Si había alguna duda de la alianza entre estos dos frentes políticos, quedaron totalmente disipadas.
Es que no hay por dónde perderse. En octubre, el líder cocalero va por su anticonstitucional tercer mandato, y necesita de los votos cruceños para lograr los suculentos dos tercios en la Asamblea Legislativa para seguir subyugando al país con totalitarismo.
Mientras que en el 2015 vienen las justas municipales, y después de tanto ‘toqueteo impúdico’ de nuestro jocoso burgomaestre, la reelección para un nuevo mandato está en veremos, a no ser que en vez de meter mano, reciba una del Movimiento al Socialismo, para esta ocasión.
El mapa electoral está pintado de esta manera. El ‘bien’ necesita del ‘mal’ para triunfar, y viceversa. No es nada extraño que la imagen de Evo en su campaña en Santa Cruz sea Percy Fernández, quien va a necesitar a su tiempo al líder cocalero para volver al sillón de la Alcaldía que gasta más de un millón de dólares al día, en obras que el pueblo no palpita.
Perseguido Político.
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