martes, 28 de julio de 2015

TORTURA JUDICIAL.

Alejandro Brown I.*


Estimados amigos que leen mis opiniones, quiero compartir con ustedes una carta que me dicto una dama cruceña que prefiere el anonimato, su contenido lo dice todo.

He reservado la identidad del redactor de la misiva, aclaro por honestidad que las palabras ahí vertidas no son de mi autoría; si bien agradezco y comparto el mensaje.

Me sentí motivada por el mensaje de paz del Papa Francisco, sumado a esto la carta de Milán Matkovic, que me despertó solidaridad y preocupación; por ello decidí asistir para conocer cómo eran las audiencias de juicio oral del supuesto  Caso Terrorismo, aclaró que no fui a satisfacer morbo alguno, sino a llevar mis oraciones y apoyo a estas personas acusadas injustamente. Llegué al Palacio de Justicia, pase por rigurosos controles policiales, además de una cola interminable hasta llegar al salón del segundo piso donde se desarrolla esta tragicomedia.

Cansada de subir por las gradas ingrese al Salón Basilio Cuéllar, cuando estaba por reiniciar una audiencia o nuevo capítulo, de esta pesadilla sin fin; estaban tomando lista, por lo que dispuse sentarme al fondo para no estorbar. Vi como recostaban al General Gary Prado en una camilla porque no puede estar sentado en su silla de rueda por mucho tiempo. Los otros acusados estaban sentados con claros síntomas de desmejoramiento personal y aún así mantenían la cordura, el coraje que los hombres de bien llevan siempre consigo.

Lo que presencié ese día es digno de una película de terror, estaban interrogando a uno de los investigadores del caso, pero este no pudo contestar nada, porque los fiscales y los abogados del Ministerio de Gobierno objetaban sin motivo todas las preguntas del abogado de la defensa. El tribunal actuó complaciente sin el menor esfuerzo por disimular su total parcialidad con los fiscales y los abogados del Ministerio de Gobierno, les, ayudaban a proteger al adoctrinado testigo a capa y espada, no lo dejaban hablar. Los fiscales fueron favorecidos en todas sus peticiones, a pesar que no existían (no importaban) los argumentos jurídicos. Presencie con desazón como los acusados por este caso son torturados y vejados por un sistema judicial totalmente parcializado con el poder político. La actitud de estas víctimas inocentes,  acusados de actos que no cometieron no solo son un ejemplo de valor y templanza,  sino también de entereza moral ya que tampoco se doblegaron a los cantos de sirena por una libertad corporal a cambio de una prisión perpetua de su conciencia. A pesar de que el activismo político, cívico y ciudadano no ha sido lo suficientemente contundente para ayudarlos porque perdimos el ímpetu y nos falta el coraje que a ellos les sobra.

Estos valerosos hombres siguen su lucha incansable por demostrar su inocencia ante una justicia ciega, porque ante la población boliviana, aquello que ya se sabe; que todo esto fue un vil montaje del gobierno para someter a la oposición para favorecer el continuismo del régimen narco-cocalero de Evo Morales.


Que Dios bendiga a estos hombres y a sus familias. Convoco con esta misiva a no desfallecer para continuar la lucha por la inmediata liberación de los presos, perseguidos políticos y exiliados y así recuperar la paz y la armonía que nos arrancaron con la fuerza de las armas, las viles acusaciones y el temor de los pusilánimes. Viva Santa Cruz y viva Bolivia, en paz y unidad!

*Perseguido político




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