Estimados amigos que leen mis
opiniones, quiero compartir con ustedes una carta que me dicto una dama cruceña
que prefiere el anonimato, su contenido lo dice todo.
He reservado la identidad del
redactor de la misiva, aclaro por honestidad que las palabras ahí vertidas no
son de mi autoría; si bien agradezco y comparto el mensaje.
Me sentí motivada por el mensaje
de paz del Papa Francisco, sumado a esto la carta de Milán Matkovic, que me
despertó solidaridad y preocupación; por ello decidí asistir para conocer cómo
eran las audiencias de juicio oral del supuesto
Caso Terrorismo, aclaró que no fui a satisfacer morbo alguno, sino a
llevar mis oraciones y apoyo a estas personas acusadas injustamente. Llegué al Palacio
de Justicia, pase por rigurosos controles policiales, además de una cola
interminable hasta llegar al salón del segundo piso donde se desarrolla esta
tragicomedia.
Cansada de subir por las gradas
ingrese al Salón Basilio Cuéllar, cuando estaba por reiniciar una audiencia o
nuevo capítulo, de esta pesadilla sin fin; estaban tomando lista, por lo que
dispuse sentarme al fondo para no estorbar. Vi como recostaban al General Gary
Prado en una camilla porque no puede estar sentado en su silla de rueda por
mucho tiempo. Los otros acusados estaban sentados con claros síntomas de
desmejoramiento personal y aún así mantenían la cordura, el coraje que los
hombres de bien llevan siempre consigo.
Lo que presencié ese día es digno
de una película de terror, estaban interrogando a uno de los investigadores del
caso, pero este no pudo contestar nada, porque los fiscales y los abogados del
Ministerio de Gobierno objetaban sin motivo todas las preguntas del abogado de
la defensa. El tribunal actuó complaciente sin el menor esfuerzo por disimular
su total parcialidad con los fiscales y los abogados del Ministerio de
Gobierno, les, ayudaban a proteger al adoctrinado testigo a capa y espada, no
lo dejaban hablar. Los fiscales fueron favorecidos en todas sus peticiones, a pesar
que no existían (no importaban) los argumentos jurídicos. Presencie con desazón
como los acusados por este caso son torturados y vejados por un sistema
judicial totalmente parcializado con el poder político. La actitud de estas
víctimas inocentes, acusados de actos
que no cometieron no solo son un ejemplo de valor y templanza, sino también de entereza moral ya que tampoco
se doblegaron a los cantos de sirena por una libertad corporal a cambio de una
prisión perpetua de su conciencia. A pesar de que el activismo político, cívico
y ciudadano no ha sido lo suficientemente contundente para ayudarlos porque
perdimos el ímpetu y nos falta el coraje que a ellos les sobra.
Estos valerosos hombres siguen su
lucha incansable por demostrar su inocencia ante una justicia ciega, porque
ante la población boliviana, aquello que ya se sabe; que todo esto fue un vil
montaje del gobierno para someter a la oposición para favorecer el continuismo
del régimen narco-cocalero de Evo Morales.
Que Dios bendiga a estos hombres
y a sus familias. Convoco con esta misiva a no desfallecer para continuar la
lucha por la inmediata liberación de los presos, perseguidos políticos y
exiliados y así recuperar la paz y la armonía que nos arrancaron con la fuerza
de las armas, las viles acusaciones y el temor de los pusilánimes. Viva Santa
Cruz y viva Bolivia, en paz y unidad!
*Perseguido político